Productos químicos tóxicos

MedWaves es un Centro de Actividad Regional del Convenio de Estocolmo que respalda el esfuerzo colectivo por superar los peligros de los productos químicos nocivos para la salud humana y medioambiental.

El problema de la contaminación es más complejo de lo que parece. Aunque los productos químicos tóxicos son invisibles, su presencia representa una gran amenaza: una exposición aguda puede provocar la muerte o enfermedades graves. La exposición a largo plazo a estas sustancias puede aumentar el riesgo de trastornos del desarrollo y la reproducción, alteraciones del sistema inmunitario y endocrino, deterioro de la función del sistema nervioso y desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

Entre los productos químicos tóxicos se encuentran los aditivos utilizados para mejorar el rendimiento de los plásticos, ciertos metales y disolventes, además de plaguicidas y fertilizantes. La lixiviación de las sustancias químicas de los productos puede infiltrarse en las fuentes de agua, acabar en el mar como desecho y contaminar el agua potable y envenenar a las especies animales.

Además de las repercusiones medioambientales y de salud pública, estos productos químicos tienen costes sociales y económicos. Existen una serie de productos químicos sintéticos peligrosos, que son especialmente preocupantes y que se utilizan actualmente en productos cotidianos. Entre otros, son los siguientes:

  • Sustancias químicas muy persistentes y muy bioacumulables (mPmB),que se descomponen lentamente o que no se descomponen, y que se acumulan en el tejido graso de los organismos vivos. Se encuentran en concentraciones más elevadas en los niveles más altos de la cadena alimentaria. 
  • Disruptores endocrinos (DE), que interfieren en los sistemas hormonales de los animales y humanos.
  • Sustancias químicas que provocan cáncer o problemas reproductivos, o dañan el ADN, etiquetadas como cancerígenas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción (CMR).

 

El uso generalizado de productos químicos plantea un reto a la hora de desarrollar sistemas de regulación y gestión. El proceso para establecer la regulación es largo y complejo. En la mayoría de los casos, las sustancias químicas tóxicas no están bien reguladas o controladas para proteger la salud humana y el medioambiente hasta que el daño se produce, momento en el que la industria química lanza al mercado una nueva sustancia química no probada y el proceso de regulación comienza de nuevo. La eliminación progresiva de productos químicos peligrosos sin sustituirlos por otros alternativos que tengan propiedades similares sin impactos negativos constituye un reto importante. Los acuerdos de eliminación gradual son a menudo voluntarios y no todos los fabricantes relevantes se acogen a ellos. Además, suelen contener una amplia gama de exenciones.

La responsabilidad del proceso de descontaminación es otro ámbito controvertido. Los costes de descontaminación son extremadamente altos y conllevan procesos extensos. Un ejemplo es el esfuerzo por eliminar los bifenilos policlorados (BPC), que se produjeron en grandes cantidades entre 1930 y 1980. A finales de la década de 1960, empezaron a aparecer intoxicaciones por exposición a los BPC. Aunque el Convenio de Estocolmo exige a los signatarios que eliminen progresivamente el uso de BPC para 2025 y garanticen su eliminación en 2028, muchos países necesitan recursos y asistencia técnica y financiera para poder cumplir estos compromisos. Estos escenarios requieren esfuerzos y recursos continuos dedicados a la prevención. La capacidad de reducir y evitar los productos químicos nocivos es fundamental para proteger nuestra salud y el medioambiente.

La economía circular debe tener en cuenta el uso de productos químicos, especialmente en lo que se refiere a la reutilización y el reciclaje de materiales. En el caso de los plásticos, debido a los niveles de aditivos químicos tóxicos que se utilizan, solo existe un pequeño porcentaje de productos de plástico que puedan reciclarse eficazmente en un «ciclo cerrado». La consideración de las sustancias químicas nocivas en la evaluación del ciclo de vida es relativamente nueva y es un ámbito que se debe explorar. Es necesario continuar y mejorar la concienciación para que las normativas internacionales y nacionales promuevan una transición segura hacia la economía circular.

La ciencia, el mundo académico y la innovación desempeñan un papel esencial en esta transición. Se necesitan conocimientos para revertir el vacío existente de información clara sobre la seguridad de los productos químicos de los plásticos. Urge reforzar la prevención basada en el conocimiento de la gestión de los riesgos de los productos químicos a lo largo de su ciclo de vida para reducir los riesgos para la salud humana y los ecosistemas. Además, es necesario identificar alternativas adecuadas a los productos químicos tóxicos que sean capaces de conseguir las mismas prestaciones en las aplicaciones sin alterar otras funciones, propiedades o procesos.

Existe una gran diversidad de herramientas políticas voluntarias y obligatorias para animar a las empresas a desarrollar y utilizar sustitutos más seguros, como: la educación, el abastecimiento, las listas de sustancias de posible riesgo, el etiquetado ecológico, la investigación y desarrollo de sustitutos más seguros y los requisitos de eliminación paulatina de productos químicos. El sector químico es estratégico y, si avanza hacia la sostenibilidad, podría ser esencial para el desarrollo sostenible y la competitividad del país, puesto que su actividad tiene repercusiones en otros sectores.

Nuestros grupos de interés

MedWaves contribuye a prevenir el uso de productos químicos tóxicos trabajando directamente con otras partes interesadas, como las siguientes:

  • La Secretaría de los Convenios de Basilea, Róterdam y Estocolmo (BRE) y la Red de Centros Regionales de los Convenios de Estocolmo y Basilea.
  • Los responsables políticos nacionales de los países mediterráneos, que proporcionan asistencia técnica para actualizar la normativa de cada país de acuerdo con los últimos compromisos del Convenio de Estocolmo.
  • Los investigadores, que apoyan la recogida y difusión de los últimos hallazgos mediante publicaciones y la agilización de la interfaz ciencia-política.
  • Los círculos académicos, que favorecen el desarrollo de las capacidades de los estudiantes en el ámbito de los productos químicos tóxicos y la prevención.
  • La industria, que comparte alternativas de mercado para sustituir el uso de contaminantes orgánicos persistentes (COP) y productos químicos tóxicos.
Acciones clave

MedWaves es un Centro de Actividades Regional para el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP). Esta responsabilidad comporta el mandato especial de ayudar a los países mediterráneos a eliminar gradualmente los productos químicos tóxicos y hacer la transición hacia alternativas seguras e innovadoras, a la vez que fomenta el consumo y la producción responsables entre los consumidores, las empresas, los emprendedores y las organizaciones de la sociedad civil de la región mediterránea.
Para generar cambios, una de las misiones de MedWaves es concienciar sobre el riesgo que pueden acarrear los COP y otros productos químicos tóxicos. Además, MedWaves ejerce de puente entre los esfuerzos a escala mundial y regional y los diferentes actores del ámbito regional y local, como expertos, sociedad civil y responsables políticos. Trabajando en colaboración, es posible ofrecer interesantes oportunidades y liderar la transición hacia economías circulares seguras y no tóxicas.

Las actividades de MedWaves relacionadas con la prevención de productos químicos tóxicos y el apoyo a la aplicación del Convenio de Estocolmo se organizan en las siguientes líneas:

  • Apoyo técnico a los responsables políticos a fin de que puedan cumplir los compromisos del Convenio de Estocolmo.
  • Recogida de información sobre cuestiones emergentes y agilización de la interfaz ciencia-política.
  • Promoción de alternativas seguras a los productos químicos tóxicos y estrategias de prevención relacionadas.
  • Ejecución de acciones piloto en los países del sur del Mediterráneo.
  • Apoyo al desarrollo de materiales educativos, en particular, sobre los aditivos empleados en los plásticos.
  • Actividades de sensibilización, especialmente mediante vídeos breves, campañas de comunicación en las redes sociales, seminarios web en línea y eventos paralelos en las conferencias de las partes (COP) de los convenios de Basilea, Róterdam y Estocolmo (BRE). y
  • Coordinación entre las organizaciones internacionales que trabajan en ese campo.